dilluns, 24 de setembre del 2012

Escolta, España, Catalunya al habla

Hoy me creo en el deber de responder al presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, en referencia a su artículo "Escolta, Catalunya", publicado en La Tribuna del citado periódico el pasado domingo 23 de septiembre. Con esta respuesta pretendo hacer entender al señor Cebrián cuan errónea es la conclusión a la que llega en su artículo de opinión, cuan impensable y populista, su sentencia de que la independencia de Cataluña supondría la ruina para Cataluña y para España. Para España supondría una pérdida económica quizás como lo fue el Desastre del 98 con la pérdida de las colonias españolas y la consiguiente decadencia del imperio español. Para Cataluña supondría empezar de cero, pero en ningún caso sería el inicio del camino a la perdición.
 
Juan Luis Cebrián acierta en algunas declaraciones y fracasa estrepitosamente en otras. En primer lugar, tiene razón al mencionar la Agencia Tributaria. A estas alturas, y especialmente después del portazo que se llevó el presidente Mas durante la visita a la Moncloa por el pacto fiscal, los catalanes ya hemos entendido que España nunca entregará a Catalunya la titularidad de sus impuestos. Llegados a este punto, los catalanes nos encontramos ante un escenario complicado: en una hipotética independencia, Cataluña perdería todos los impuestos pagados hasta el momento, lo que evidentemente incluye los ahorros en materia de jubilación de más de dos generaciones. Este es el problema al que nos enfrontamos los catalanes. Este y no otro. No es verdad, como Juan Luis Cebrián asume, que Cataluña no esté lista políticamente para la independencia. Cataluña tendrá problemas para la independencia a nivel económico a causa de la estafa y el espolio fiscal al que España nos tiene sometidos. Este es un tema clave, complicado, y el análisis de la viabilidad del cual dejo en manos de los expertos en economía pública. Dado que España no tiene pensado devolvernos ni un euro de nuestros impuestos, ¿puede Cataluña permitirse la independencia? Esta es la pregunta y así lo ha entendido el presidente de la Generalitat. Artur Mas, independentista sin lugar a dudas, ha identificado el callejón sin salida en el camino a la independencia. De ahí sus declaraciones sobre la importancia del pacto fiscal, de ahí el intentar recuperar la soberanía económica antes de apuntarse al frenesí que vive Cataluña en las últimas semanas y anunciar elecciones anticipadas. Todo a su tiempo.
 
En cuanto a la frase "resulta inaceptable la suposición de que es una injusticia que lo recaudado en un territorio sirva para promover el desarrollo y atender las necesidades de los habitantes de otra parte del Estado", yo no tendría nada que objetarle, es un principio de redistribución de la riqueza que se da también en órganos supranacionales como la Unión Europea. Pero como cree usted que reaccionaría Alemania si esta, prestadora de los llamados fondos de solidaridad a Portugal, viera como Portugal empieza a tener mejores infrastructuras, mejores escuelas o mejores prestaciones que Alemania misma? Y si además en Alemania empezaran a faltar los fondos para mantenerse a la altura de Portugal? Este es un escenario impensable y sin embargo es el que se lleva viviendo en Cataluña por más tiempo del que quiero recordar.
 
Finalmente, Juan Luis Cebrián debería cuanto menos revisar el último párrafo de su artículo, donde afirma que la independencia de Cataluña supondría su debacle absoluta. Es curioso que una afirmación de tal envergadura pueda introducirse en el último párrafo, cuando ya no queda espacio para demasiadas aclaraciones. Así es como la única explicación que da el señor Cebrián a la "decadencia galopante y duradera" a la que se enfrentaría una Cataluña independiente es la separación de la Unión Europea y los trámites que seguirían para que Cataluña entrara a formar parte de la UE como estado independiente.
 
Del artículo claramente federalista del señor Cebrián, me complace cuanto menos observar que, como Enric Juliana lo llama, cada vez salen del armario más federalistas, cosa impensable hace apenas dos años. Yo soy de las que cree que "de mica en mica s'omple la pica". Los catalanes llevamos mucho tiempo esperando, pero al final todo llega.